Introducción
La volatilidad de la demanda es una realidad creciente en todos los sectores. Tanto debido a la evolución tecnológica y su contribución a la creación de nuevos productos, como a la creciente demanda de customización por parte del consumidor, los fabricantes sienten el impacto causado por la variación de la productividad de sus operaciones. En este contexto, el dimensionado de la capacidad de las líneas de producción que asegure los niveles de productividad deseados, se convierte en una tarea más compleja, pero necesaria.
En este escenario, la adopción de metodologías tradicionales desarrolladas para entornos industriales repetitivos no produce el efecto deseado, ya que estas metodologías no contemplan la variación de la capacidad o el tipo de producto a fabricar.
¿Cuáles son los obstáculos para la flexibilidad de la producción?
En primer lugar, la necesidad de invertir en plantas y equipos industriales puede considerarse imperativa para la implementación de líneas de producción flexibles. Sin embargo, los diversos casos de implementación demuestran que el primer paso en el que hay que trabajar son los equipos.
El grado de polivalencia de los equipos de producción es el primer factor determinante. Esta polivalencia está relacionada con la capacidad de los colaboradores para adaptarse al contenido o a la secuencia de las tareas, para conocer las diferentes áreas de la operación o para poder trabajar en equipo con diferentes layouts.
Es frecuente en distintas industrias que un nuevo colaborador se mantenga durante mucho tiempo en el mismo puesto. Esto resulta en una especialización del mismo y en la creación de una rutina de trabajo limitada. Además, no es común que exista un sistema que aliente a los trabajadores a adquirir nuevas competencias.
Para los equipos de gestión, la especialización soluciona el problema de productividad a corto plazo. No obstante, el resultado de esta especialización es también la concentración del know-how de cada operación en un número reducido de colaboradores, lo que se convierte en un riesgo importante de pérdida de conocimientos si uno de ellos abandona la empresa. La fuerza del hábito y la repetición también desmotiva a los trabajadores, que sienten la resistencia intrínseca al cambio cuando es necesario cambiar sus rutinas.
Para conseguir flexibilidad en la producción, los colaboradores no sólo deben ser polivalentes, sino también deben cumplir los objetivos de productividad, independientemente de la tarea que estén ejecutando. Las infraestructuras también deben procurar esta flexibilidad, permitiendo cambios de layout de manera ágil, como respuesta a las variaciones de carga que se producen. Es muy común, encontrar áreas y líneas de producción rígidas, compuestas por islas o líneas que ocupan un área extensa y no permiten cambios ágiles del número de puestos.
Llevar a cabo la utopía – Shojinka
La adaptación de la industria a la actual volatilidad de la demanda implica la implementación de un modelo Shojinka. Shojinka – palabra japonesa que significa producción flexible – se refiere a un modelo de producción ágil como respuesta a las variaciones de la demanda. Esta agilidad proviene de la rápida asignación de los recursos según el volumen y la estructura de la demanda existente, asegurando elevados valores de productividad y calidad. La implementación de este modelo exige, sin embargo, que se superen los obstáculos anteriormente presentados.
¿Cómo promover la polivalencia y eliminar la variabilidad?
La cultura de las organizaciones desempeña un papel importante en la motivación de los trabajadores para que adquieran nuevos papeles. Un modelo de gestión que conlleve la rotación de puestos de trabajo, alineado con la formación y las competencias de cada colaborador, reducirá el riesgo de perder el know-how de la organización y aumentará la motivación del equipo, ya que aumenta la contribución individual. Además, la rotación de puestos evita las lesiones causadas por tareas repetitivas a lo largo de períodos de tiempo largos, lo que también facilitará la reducción del absentismo, muchas veces crítico en las áreas de producción.
La gestión de las competencias a adquirir para permitir la rotación de los puestos de trabajo debe realizarse mediante el mapeo de las competencias de cada trabajador y la planificación de la formación necesaria. Aquí cobran relevancia los procedimientos estándar que, de manera simple y visual, deben apoyar no sólo la formación, sino también la realización de las tareas a lo largo de la operación. Estos asegurarán que, independientemente del equipo asignado, las tareas se realicen siempre de la misma manera.
La implementación de soluciones de automatización de bajo coste, como la utilización de la fuerza de la gravedad para reducir el movimiento y mejorar la ergonomía, simplificar las operaciones y facilitar el aprendizaje.
¿Cómo crear layouts flexibles?
La disposición que más facilita el cambio del equipo es la realizada en «U». La comunicación entre los trabajadores y la posibilidad de colaborar entre puestos es superior a la tradicional disposición en isla o en línea. Además, la entrada y salida de material en el mismo lugar hace que las tareas logísticas sean más eficientes. Esta eficiencia es crítica ya que las tareas de suministro logístico son parte de la solución y deben ajustar su frecuencia según la demanda, asegurando que no haya exceso de material o disrupciones en las células de producción.
Puestos de trabajo flexibles
La transición a este modelo afecta no sólo a la productividad, sino también a la calidad, el nivel de servicio y los costes de infraestructura. Varias empresas fueron capaces de implementar estas soluciones, logrando beneficios importantes que contribuyeron directamente a los resultados de la empresa.
Beneficios alcanzados a través de la implementación de Shojinka
Ser ágil en la producción implica tener una mano de obra flexible e infraestructuras fácilmente adaptables. La implementación del principio Shojinka mantiene la elevada eficiencia de las líneas de producción, bajo cualquier situación de variación del volumen de la demanda. En los mercados actuales, esta flexibilidad se traduce en una ventaja competitiva que podría ser la clave del éxito de las organizaciones, ya que la inestabilidad del consumo seguirá siendo una realidad en los próximos tiempos.