El desarrollo tecnológico puede suponer una ventaja competitiva frente a los competidores. Para abordar este nuevo paradigma puede no ser fácil ya que pueden cometerse fallos de digitalización en las empresas y derivar en graves consecuencias para su actividad. Para ello, las organizaciones deben adoptar un enfoque sistemático que les permita mejorar tecnológicamente sus negocios mediante la transformación digital.
Sin embargo, aunque la evolución tecnológica conlleva muchas ventajas, va acompañada de nuevos desafíos, como la inversión financiera y la necesidad de formar a los trabajadores para que avancen hacia un nuevo paradigma tecnológico.
Para que las empresas tengan éxito en su viaje de transformación digital, deben comprender las especificidades de este proceso y los factores fundamentales que deben considerar antes de la implementación.
La transformación digital exige la coexistencia de dos conceptos distintos que deben ser entendidos: digitización y digitalización.
La digitización es el resultado de la transición de la información no digital a un formato digital mediante la representación de señales, sonidos, imágenes y objetos en valores binarios (representados por 1 o 0). Como resultado, los datos se almacenan en dispositivos electrónicos donde la información está protegida de ataques externos.
Por otro lado, la digitalización considera los cambios sugeridos por la implementación de nuevas tecnologías, como el Big Data, la IoT (Internet de las Cosas), blockchain y las criptomonedas, entre otras. En este caso, uno de los principales errores que cometen las organizaciones es considerar la digitalización como un aumento en la utilización de recursos tecnológicos. Cuando en realidad, la digitalización exige la integración de elementos que se adapten a la actividad de la empresa y mejoren su operación.
Así, la transformación digital se traduce, en definitiva, en el progreso tecnológico de las organizaciones, afectando no sólo a las actividades de las empresas, sino también al entorno de las mismas. El efecto de la digitalización de las empresas en la sociedad se observa, directa o indirectamente, mediante el desarrollo y la optimización de sus procesos.
Se puede afirmar que la digitización consiste en la conversión de la información mientras que la digitalización es el proceso de implementación de la tecnología. En este sentido, la transformación digital es el resultado o el efecto de estos procesos en las organizaciones y en la sociedad. Así, la transformación digital supone la sustitución de los procesos manuales por alternativas digitales en todos los ámbitos del negocio. Para transformar digitalmente una organización, es necesario reinventar los procesos, automatizar las operaciones e integrar la tecnología necesaria para optimizar la actividad del negocio, impulsando el crecimiento y el éxito de la empresa.
Cada organización debe definir su camino de transformación digital según los objetivos específicos que desea alcanzar. Este proceso debe seguir las necesidades de los negocios y no al contrario. Por eso, los objetivos pueden estar relacionados con el aumento de la colaboración y la agilidad de los equipos, la mejora del rendimiento de los trabajadores, el aumento de la eficiencia de los procesos, el desarrollo de nuevos modelos de negocio o hasta la obtención de ventajas competitivas en el mercado en el que la empresa actúa.
En los últimos años, muchas empresas han empezado su viaje de transformación digital. Realizar una reestructuración tan intensa supone dificultades y desafíos adicionales para la gestión de la organización. Independientemente del tamaño de la empresa o de la inversión realizada, este viaje no siempre evoluciona según lo planificado. De hecho, el 70% de los proyectos de transformación digital no alcanzan los objetivos previstos. A continuación, reunimos las razones más frecuentes por las que las organizaciones fallan en su transformación digital.
La pandemia puede que haya acelerado la transformación digital de algunas empresas que aún no estaban preparadas para repensar su estructura de datos. Sin embargo, es esencial garantizar la interoperabilidad de los sistemas (la forma en que se comunican los distintos sistemas/plataformas), así como identificar el tipo de datos adecuados a las necesidades operativas de cada equipo. La optimización de la arquitectura contempla la organización de los datos que pueden estar repartidos entre las nubes, los sistemas, los equipos y las plataformas para mejorar los negocios.
El éxito de la implementación de la transformación digital dependerá de la involucración de la gestión, que debe comunicar internamente los objetivos del proceso. Esto garantiza la integración de todos los departamentos, no solo del equipo de IT, lo que evita la pérdida inesperada de información
Es necesario entender la diferencia entre el proceso de digitización y el de digitalización para evitar esfuerzos inútiles en el diseño de una estrategia desajustada a los objetivos de la organización. Como mencionamos anteriormente, la digitización es la transformación de los procesos o productos de la empresa en un formato digital, mientras que la digitalización supone que la empresa saque el mayor provecho de los procesos o productos digitizados. Por lo tanto, la digitización es una herramienta sólo para lograr la digitalización.
Sin el talento adecuado para ejecutar un proceso tan dinámico como la transformación digital, la empresa se arriesga a iniciar esfuerzos que no van a traducirse en el éxito esperado de la operación. Considerando también la necesidad de reclutamiento para puestos relativos a la inteligencia artificial y la ciberseguridad -que son funciones esenciales para las empresas en una etapa de gran madurez digital – el desarrollo y la demanda de competencias internas se convierte en un desafío aún mayor. El desarrollo de competencias de liderazgo y de competencias blandas asociadas a la gestión de la resistencia al cambio, junto con el desarrollo de competencias sólidas relacionadas con las herramientas digitales y la gestión de los sistemas de datos, ha demostrado ser esencial para el éxito de la transformación digital.
Empezar un proceso de transformación digital sin identificar las necesidades específicas de los negocios es, sin duda, una receta para el fracaso. Antes de adoptar o rediseñar cualquier solución tecnológica, es necesario analizar los procesos de la empresa, lo que significa que el viaje debe empezar por la simplificación de los procesos actuales para sacar el mayor provecho de la digitalización.