El inicio de un nuevo año despierta en muchos la voluntad de trazar metas y propósitos que inspiren transformación y crecimiento personal. Es el momento ideal para reflexionar sobre lo que deseamos lograr y trazar un mapa hacia esos objetivos. Ya sea mediante la implementación de hábitos, la fijación de metas alcanzables o la búsqueda de un equilibrio entre retos ambiciosos y realistas, cada uno encuentra su propio camino para alcanzar esos anhelos. ¿Cómo podemos materializar estos propósitos y convertirlos en realidades tangibles a lo largo del año?
La filosofía KAIZEN™, comúnmente empleada en entornos organizativos, puede aplicarse efectivamente en el ámbito personal. Al integrarla en la cultura y estrategia empresarial, KAIZEN™ ha demostrado brindar resultados sobresalientes. La mentalidad de mejora constante no solo beneficia a las empresas, sino que también puede ser un factor determinante para el éxito en un mundo caracterizado por la incertidumbre. ¿Cuáles son las formas más efectivas de emplear esta metodología para potenciar el crecimiento personal?
Definición de objetivos
El primer paso para implementar la mejora continua en la vida personal es definir los objetivos. Históricamente, la naturaleza humana conduce a la definición de objetivos demasiado ambiciosos, tanto en cantidad como en calidad. Es decir, se fijan demasiados objetivos y se estipulan resultados poco realistas. Por ejemplo, si uno de los objetivos es hacer ejercicio y actualmente no se hace ningún tipo de ejercicio, puede ser demasiado ambicioso querer hacer un entrenamiento diario de 60 minutos por sí solo.
Por lo tanto, es crucial establecer pocos objetivos. En lugar de intentar cambiarlo todo en poco tiempo, la clave es enfocarse en lo que es verdaderamente importante. La mente inconsciente es la que se llama «goal getter», por lo que es crucial ser capaz de contar los objetivos fijados con los dedos de las manos y saberlos de memoria. Pasando al contenido, y al igual que para las empresas, los objetivos personales deben formularse en formato SMART, es decir:
Simple, específico
Medible, con significado para uno
Alcanzable, como si fuese ahora (en presente)
Realista, responsable (alineado con los valores de la persona)
Temporal, hacia algo (en positivo y sin negaciones)
Seguimiento y análisis
Luego está la dificultad de crear nuevas rutinas. Los hábitos se desarrollan con la acción y no con la planificación y el aprendizaje. Además de esta necesidad de acción y repetición, la creación de nuevos hábitos suele ser difícil porque saca a las personas de su zona de comodidad y presenta, al principio, más obstáculos que beneficios. Y es que, al principio, levantarse más temprano para ir a hacer ejercicio, elegir leer un libro en lugar de ver una serie o limitar el tiempo en las redes sociales, será “sacrificado” y le llevará a ser resiliente. La falta de seguimiento de los resultados intermedios acentúa esta dificultad, que puede dar lugar a la frustración y, en consecuencia, al abandono de los objetivos estipulados.
Por lo tanto, es esencial medir el progreso a lo largo del tiempo. Para hacerlo, hay que empezar por definir los criterios de éxito de las resoluciones tomadas y cómo transformar estos criterios en indicadores objetivos y cuantificables. A continuación, es necesario reservar un tiempo, por ejemplo, cada semana, para medir el indicador, ver si está dentro del objetivo y, si no lo está, pensar en las acciones que hay que tomar para conseguirlo.
Establecer objetivos SMART y garantizar un buen seguimiento y análisis del progreso es el principio para utilizar KAIZEN™ para el desarrollo personal. Es un proceso continuo que se desarrolla año tras año, por lo que es fundamental que se implemente de forma crítica, pero sin autocrítica.