Todavía en la actualidad, la sostenibilidad conlleva una serie de mitos y sombras a pesar de que la conciencia y responsabilidad medioambiental, social y económica se extienden en el entorno social y, sobre todo, empresarial.
La sostenibilidad es un coste y no una inversión
Las iniciativas de sostenibilidad deben incluir un estudio de viabilidad que incluya no sólo los costes de implementación, sino también la cuantificación de los beneficios. Para facilitar este análisis, las empresas deben considerar la métrica S-ROI (Retorno de la Inversión Sostenible). El objetivo del S-ROI es hacer que las evaluaciones de riesgo-oportunidad sean más fiables proporcionando una nueva visibilidad de los costes y beneficios internos intangibles y de las externalidades, es decir, de los efectos sociales, económicos y medioambientales que normalmente no se consideran en la planificación tradicional de los proyectos orientados al flujo de caja.
Los beneficios pueden incluir las emisiones evitadas, los recursos ahorrados o las mejoras en la seguridad y la productividad, mientras que los costes pueden incluir los efectos adversos en la salud pública, los riesgos asociados al aumento de los costes o la escasez de recursos, o los impactos de un proyecto en las explotaciones agrícolas, pesqueras o turísticas cercanas. La cuantificación de estos factores documenta los valores intangibles de una inversión y permite incorporarlos al proceso de toma de decisiones junto con las métricas financieras tradicionales del rendimiento de la inversión, proporcionando una visión adicional, confianza y transparencia a los inversores.
Por otro lado, la conducta ética, la no discriminación y la lucha contra la corrupción son acciones dentro del ámbito de la sostenibilidad que no suponen necesariamente el uso de recursos financieros.
La sostenibilidad es una moda/tendencia pasajera
Cada día, el mercado evoluciona para poder prestar más y mejor atención a las empresas, productos y servicios sostenibles, desde las nuevas leyes y referencias, hasta las exigencias más acentuadas de los consumidores y trabajadores, así como las expectativas de los inversores. Existen varios estudios que comprueban que la sostenibilidad no es una moda, es la nueva forma de hacer negocios:
- Sin cambios drásticos en las emisiones de CO2, el mundo se encamina a un aumento de la temperatura de al menos 2,7°C a finales de siglo, muy por encima de los 1,5°C definidos en la COP26 (ONU)
- El 75% de los ejecutivos de las empresas de inversión consideran los resultados de sostenibilidad de una empresa en sus decisiones de inversión, y el 50% no invertiría en una empresa con una mala reputación de sostenibilidad (BCG, 2022)
- El 66% de los consumidores forman opiniones basadas en la ética, el impacto medioambiental y la responsabilidad social de una empresa (Nielsen, 2015)
- El 50% de los trabajadores prefieren empresas que se enfocan en la igualdad social y la protección del medio ambiente, incluso considerando un recorte salarial de hasta el 15% (PwC, 2020)
Mientras la búsqueda por la justicia económica esté en el centro del sistema capitalista contemporáneo, la sostenibilidad seguirá siendo relevante. La forma puede cambiar, pero la sustancia persistirá. En el futuro, el tema estará tan arraigado en la cultura de las empresas que no será necesario darle tanta importancia en términos de comunicación y acción política.
La solución es tener un departamento de sostenibilidad
Con la idea de que la sostenibilidad es una tendencia, varias empresas han creado áreas y puestos específicos para abordar el tema, sin darse cuenta de que esto es una medida insuficiente.
En una primera fase, la creación de la función de Responsable de Sostenibilidad (CSO – Chief Sustainability Officer) proporciona una fuente de enfoque sostenido para impulsar la agenda de sostenibilidad. Sin embargo, si el equipo de Sostenibilidad permanece aislado del negocio, los líderes de las unidades de negocio tienden a delegar y a privar de poder a los objetivos de sostenibilidad.
Es crucial definir claramente las funciones y responsabilidades de las unidades de negocio y del equipo principal de sostenibilidad y comprender que la función de este equipo debe evolucionar con el tiempo.
Ser sostenible significa ejecutar acciones medioambientales
Una de las palabras más utilizadas actualmente para hablar del medio ambiente y de los impactos negativos causados por el hombre es sostenibilidad, un término que tiene los más variados significados.
En el contexto empresarial, la sostenibilidad de una organización se define por el conjunto de tres ejes: valor natural, valor humano y valor económico. Esta definición se basa en el marco ESG (Environmental, Social and Governance) que surgió por primera vez en 2006 en el informe de los Principios de Inversión Responsable (PRI – Principles for Responsible Investment) de las Naciones Unidas. ESG considera el impacto y las dependencias de una empresa en el medio ambiente y en la sociedad, así como la calidad de la gobernanza corporativa. /p>
La sostenibilidad sólo se aplica a las empresas que producen bienes
El 90% del impacto medioambiental de las organizaciones se debe a las emisiones indirectas de gases de efecto invernadero (ámbito 3). Sin embargo, esto no significa que las empresas que no producen bienes, normalmente con cadenas de suministro más sencillas, no tengan una huella de carbono significativa.
Por otro lado, la mano de obra en las empresas de servicios ha aumentado, mientras que la industria y la agricultura muestran una tendencia opuesta. Así, especialmente en el sector de los servicios, el aspecto social de la sostenibilidad debe asumir un papel primordial.
De hecho, cualquier negocio que forme parte de una cadena de suministro, que tenga trabajadores y clientes, debería desarrollar una estrategia de sostenibilidad medioambiental, social y económica.
Solo con las nuevas tecnologías será posible ser sostenible
Otro mito muy común es creer que las nuevas tecnologías solucionan todos los problemas. Es obvio que la tecnología potencia la sostenibilidad: motores más eficientes, bombillas que consumen menos energía y más transparencia en la información son algunos ejemplos que aportarán impactos positivos al tema.
Pero no hay que poner toda la atención en la innovación y la tecnología. Las empresas no deben realizar repentinamente grandes inversiones e implementar todos los cambios disruptivos para convertirse en una empresa sostenible, ya que dichos cambios, en gran número e intensidad, podrían afectar al negocio.
El roadmap de sostenibilidad debe estructurarse en proyectos de corta duración, ámbito y objetivos bien definidos que se implementen gradualmente, suavizando los impactos internos en la organización y permitiendo los ajustes y correcciones necesarios.
Es suficiente elaborar el informe de sostenibilidad
No basta con publicar el documento. El informe de sostenibilidad es un comunicado, una rendición de cuentas, es la línea final de un proceso que debe ser estructurado y continuo.
Para que una empresa tenga una estrategia de sostenibilidad eficaz, debe desarrollar un roadmap, desglosarlo en acciones a realizar por los distintos agentes de la organización, controlar el progreso de las acciones y definir contramedidas para las desviaciones en los resultados.
Comunicar las prácticas sostenibles es greenwashing
Esta es una cuestión histórica, ya que en el pasado las empresas comunicaban cualquier pequeña acción como si fuera un logro y el excesivo alboroto empezó a ser criticado. Además, algunos casos de greenwashing (creación de una imagen ilusoria de responsabilidad ecológica) han sido objeto de escrutinio público y han generado mucho ruido.
Las empresas que se fijan objetivos significativos y los alcanzan, tienen todo el derecho a contar sus éxitos. Los proyectos verdaderamente sostenibles merecen ser comunicados y servir de incentivo para otras organizaciones, además de aumentar la conciencia de sostenibilidad a nivel mundial.
En este proceso, la transparencia es un elemento extremadamente importante, no sólo para los logros sino también para los fallos. Nada es mejor para construir la credibilidad que admitir los errores y reconocer las lecciones aprendidas.
Estos son sólo algunos de los mitos que hemos observado al trabajar con empresas grandes y pequeñas. Como en el caso de estos ocho, hay muchas pruebas para desmentir los mitos, pero la conclusión es sencilla: las empresas que deciden ignorar las ventajas de ser más sostenibles se ponen en desventaja competitiva inmediata y posiblemente en peligro de supervivencia en el futuro.
Artículo de Kaizen Institute.