En el ámbito empresarial, la teoría de la evolución de las especies de Charles Darwin se puede utilizar como una metáfora para comprender y analizar el desarrollo y la adaptación de las empresas en entornos cambiantes y competitivos. Darwin señaló en la Teoría de la Evolución de las Especies que: «No es el más fuerte que sobrevive, ni el más inteligente, sino el que mejor se adapta al cambio».
La metodología KAIZEN™ surgió tras la Segunda Guerra Mundial, en un momento de escasez de recursos y de profunda crisis de la economía japonesa. La necesidad de convertir las empresas japonesas en empresas altamente eficientes y rentables fue la prioridad del país en los años de posguerra. Al invertir, estudiar las técnicas de producción americanas y mejorar los métodos utilizados hasta entonces, fue posible revolucionar el tejido industrial de un país que más tarde se convertiría en una potencia mundial.
¿Qué es la mejora continua?
Desde la introducción del término KAIZEN™ como un enfoque sistemático para la mejora de los negocios, las empresas que implementan la metodología han obtenido resultados superiores de forma continua. KAIZEN™ significa mejora continua: cambiar para mejor, cada día, en todas las áreas de la empresa, involucrando a todos los trabajadores independientemente del nivel jerárquico. Es un concepto que no sólo se puede utilizar a nivel profesional, en cualquier empresa, sino también a nivel personal y social.
Esta metodología tiene como objetivo reducir el desperdicio y maximizar la eficiencia desde la producción hasta los procesos administrativos. Exige transparencia y franqueza en la gestión, para que todos los trabajadores, desde los equipos operativos hasta los directivos, comprendan y se involucren en el proceso de mejora. La práctica de la mejora permite generar excelentes resultados, permitiendo a las empresas reducir costes, aumentar la productividad y mejorar la cultura organizativa.
La digitalización como acelerador de la transformación e innovación de los negocios
Hoy en día, vivimos en tiempos diferentes, pero en todo similares. Observamos una interesante variabilidad: todos los días nacen y mueren organizaciones, algunas, víctimas de la velocidad a la que se desarrollan y evolucionan los mercados, y otras, como respuesta a nuevos desafíos. Sin embargo, a pesar de la semejanza presentada, hay una gran diferencia entre la actualidad y los años 50, que creemos que es el arma más eficaz para el éxito. Esta diferencia es la digitalización, que está presente en todas las interacciones humanas y crece rápidamente. Si analizamos la situación actual de la gran generalidad de las empresas industriales, vemos que están siguiendo el camino de la digitalización y la implementación de soluciones de la Industria 4.0. En poco tiempo, las empresas han empezado a considerar la revolución digital no como una amenaza, sino como una oportunidad para destacar en un entorno cada vez más competitivo.
A pesar de que la Transformación Digital de los procesos y de las organizaciones ha sido una de las prioridades estratégicas de las empresas en la última década, es difícil medir el impacto de las elevadas inversiones realizadas, que en algunos casos tardan años en empezar a generar resultados.
La digitalización y la implementación de nuevas tecnologías de proceso y de negocio no deben ser el objetivo de la transformación, sino un vehículo para acelerarla y potenciar resultados como:
• Repensar y rediseñar los modelos de negocio;
• Mejorar e innovar en la oferta de productos y servicios al cliente;
• Rediseñar los procesos End-to-End;
• Capacitar y motivar a los trabajadores para que aprovechen todo su potencial;
• Probar y experimentar con nuevas tecnologías;
• Utilizar los datos y la analítica avanzada para tomar mejores decisiones
¿De qué manera se aplica la mejora continua a la digitalización?
Es necesario un proceso constante de adaptación al cambio, es decir, la digitalización, ya que es lo que supone el propio concepto: la mejora continua. Mediante la búsqueda constante de las últimas innovaciones es posible maximizar la eficiencia de los procesos y los recursos. Las funciones operativas mantienen su relevancia, pero ahora se benefician de programas y tecnologías que optimizan su rendimiento.
En este sentido, surge el concepto de mejora continua digital – un enfoque estructurado basado en mejorar cada día mediante el recurso a tecnologías diseñadas para este fin – que debería ser adoptado por todas las organizaciones en todas las áreas.
Mejora continua como acelerador de la transformación digital
La transformación digital sólo es posible cuando ya existe una cultura de mejora continua establecida en la organización, pues se trata de un cambio que debe realizarse de forma sostenida, basado en un proceso de soporte del cambio en la cultura organizativa. Son las empresas que ya tienen la costumbre de adaptarse constantemente a la evolución del mercado las que tendrán éxito en el camino de la transformación digital.
Es un proceso largo que exige una elevada inversión, y para que los resultados obtengan resultados y no se desperdicien los recursos, es fundamental definir una estrategia de transformación clara, basada en la mejora constante y la consiguiente involucración de todos los trabajadores. Es imprescindible que se involucren en el proceso de transformación desde el principio, que reconozcan la necesidad de la digitalización y que estén motivados.
Optimizar y eliminar el desperdicio antes de la digitalización
La optimización y la eliminación de los desperdicios antes de que se inicie el proceso de transformación digital, es la etapa preliminar en la que la metodología KAIZEN™ desempeña un papel aún más primordial. Antes de introducir soluciones tecnológicas avanzadas, los procesos deben optimizarse al máximo. La simplificación y el desarrollo de las competencias de los equipos para la mejora continua es la base de una sólida evolución digital. La simplificación y el desarrollo de las competencias de los equipos para la mejora continua es la base de una sólida evolución digital. Sólo entonces se podrá ver en los resultados todo el potencial de la inversión, y se reducirá la necesidad de solucionar problemas profundos a lo largo del tiempo. La metodología pretende mitigar todas las actividades sin valor añadido para el cliente, generando aumentos de productividad, aumentos de flexibilidad, crecimiento, mayor rentabilidad, reducción de costes y alcanzar la excelencia en el nivel de servicio.
En resumen, las empresas excepcionales ganan a corto plazo y prosperan a largo plazo. Este sistema de aprendizaje y mejora continua se convierte en un círculo virtuoso de trabajadores más involucrados, formados por líderes más capacitados, que convergen en organizaciones más ágiles que pueden tomar decisiones más eficaces. La mejora exige continuidad, nunca hay nada suficientemente bueno. La demanda cambia, las personas cambian y los comportamientos también. Los líderes y las organizaciones deben hacer de la búsqueda por la mejora una costumbre.